La actual crisis económica ha puesto
de manifiesto las muchas ambigüedades de la economía española, las muchas
debilidades de la economía europea y las muchas vaguedades de la economía
mundial.
Muchas de las noticias que recibimos
diariamente nos informan de asuntos tan complicados, tan lejanos y tan
macroeconómicos, como para hacernos partícipes de ellos. La Unión Europea nos viene a decir
ahora que espera que para el año 2050 no circulen o al menos lo hagan en
condiciones de inferioridad los vehículos con motor de combustión. Veamos: una
persona de mediana edad ya no podrá conducir ningún tipo de vehículo para esa
fecha por “caducidad humana” o por cualquier otra circunstancia ajena a su
voluntad. ¿Le interesa a esta persona la macro noticia? ¿Se le puede llamar
egoísta?
Los términos macroeconómicos no los
dominamos por falta de cercanía, se habla de estrategias mundiales, de medidas
y planes específicos de desarrollo, de actuaciones estatales…y un largo
etcétera que la mayor parte de la población española no le preocupa, pero lo
peor de todo es que, se ve incapacitada para actuar, primero por
desconocimiento de las instituciones y organismos a los que acercarse para
aportar su conocimiento e ilusión y, segundo por que se siente solo, nadie le
aconsejará, nadie le tomará en serio cuando hable de ideas que suenan tan
lejanas como el año 2050, ¡donde estaré yo en ese año! Será lo único que
escuche en positivo, porque la contestación puede ser…desoladora.
Propongo echar un vistazo a la
microeconomía, a la parte de la economía que se dedica al estudio de los
agentes individuales, de las familias, y de las empresas con el fin de
redistribuir y asignar los recursos escasos entre finalidades alternativas. Con
seguridad que existen caminos menos transitados que nos van a permitir
soluciones creativas en tiempos de crisis.
En la época de bonanza económica el
salario de una familia media cubría las necesidades más apremiantes:
alimentación, vestido, educación y hasta vacaciones. Actualmente los
microsalarios, no alcanzan para pagar los recibos de luz, gas y agua. No
alcanzan para el teléfono y menos para la televisión por cable. Nos quejamos de
la carestía del mercado, estiramos el gasto lo más que se puede…con imaginación. No hay margen de ahorro, ni de
comprar ropa, menos de viajar…se nos está inoculando el virus de la necesidad
que mata poco a poco el espíritu de lucha del ciudadano indefenso, mal pagado y
poco tomado en cuenta.
Las políticas sociales van a ser el
verdadero motor de nuestra sociedad pero para ello hace falta una política
fiscal y económica cercana, palpable y que garantice el crecimiento, que apoye
fuertemente a las empresas, que asegure los derechos laborales de los
trabajadores, que favorezca la igualdad de oportunidades, que fomente la
creación de empleo, en definitiva que se estimule positivamente a las familias
pues con seguridad que sus iniciativas para salir adelante provocarán el cambio
social que todos queremos.
Hablar de microeconomía es hablar de
cercanía, es hablar de diálogo, es hablar de 2014 y no de 2050. Debemos creer
en nosotros, en nuestras ideas, en nuestra forma de actuar.
Todos sabemos cuales son los males
sociales que nos afectan muy de cerca, el desempleo, el trabajo temporal y
precario, la inseguridad ciudadana, la violencia de género y un largo etcétera
que nos hace débiles y muchas veces acomplejados de la sociedad en la que
vivimos. Esto hace que nuestra mente no vaya más allá del día a día.
La recuperación económica que todos
anhelamos y creemos en ella deberá producirse desde el momento en que la Unión Europea se preocupe del
ciudadano, de sus problemas más cercanos, de sus miedos, de sus expectativas y
no de tantas resoluciones macroeconómicas que desde el momento en que se
analizan sus fechas de aplicación efectivas…¡dejan de tener efecto!.
Si hablamos de medio ambiente, son
millones de inversiones por cada tonelada de CO2 reducida y la ocupación de
territorio muy elevada en un escenario de tan solo un 20% de renovables y con
unas fechas aún lejanas, 2020, si todo marcha bien.
Si hablamos de educación, creo que es
el principal capital humano para la economía de un país pero estamos
desaprovechándola, no queremos estudiar, no nos interesa la escuela o mejor
dicho “el aparca niños/as”, existe una violencia extrema hacia el profesorado,
cuando todos sabemos que el sistema educativo tiene mucho que ver con la renta
futura. ¡Esto es microeconomía y no nos damos cuenta!
En definitiva nuestro pensamiento
microeconómico tiene que ir por la senda de intentar solucionar problemas
sociales cercanos que nos afectan y mucho y olvidarnos de los desgastes del
gobierno, de los plazos eternos de la Unión
Europea , y preguntarnos...¿viejos problemas o nuevas
demandas?. Esa es la cuestión, de ahí deben partir nuestras posibilidades,
ilusiones y satisfacciones personales.
Manuel
Garrido Ruiz
Doctor
en Derecho Financiero y Tributario de Jaén
No hay comentarios:
Publicar un comentario