LAS PYMES por Manuel Garrido Ruíz



Resulta arriesgado, desde el punto de vista financiero invadir un tema que por la situación económica del país se hace harto difícil, pero a su vez enriquecedor como es, adentrarse en las entrañas del tejido empresarial de nuestro país. 
 

La capacidad de un territorio para abordar los problemas económicos y para afrontar los cambios va más allá de la capacidad que poseen los empresarios, comerciantes e inversores, ya que en todo van a influir varios factores que considero relevantes: en primer término nos ocuparíamos de la calificación de los recursos humanos, así como la existencia de valores, actitudes y una cultura emprendedora local. En segundo lugar me centraría en el grado de adaptación de las empresas a la investigación científica y desarrollo tecnológico para la innovación I+D+i y por último, la calidad de liderazgo para movilizar a todos los actores y agentes sociales y crear una estrategia empresarial capaz de organizar los recursos y capacidades de la empresa, a fin de alcanzar sus objetivos al medio y largo plazo, teniendo en cuenta las características del entorno con el único propósito de generar ideas que sean un referente en el sector. 


 

       Hay que cumplir necesariamente unos objetivos, tener unos referentes serios y una preparación seria como empresario. En primer lugar, el de gestionar el conocimiento y ponerlo a disposición de la empresa, en general, y de las pymes en particular para conseguir un incremento de competitividad y de eficiencia. En segundo lugar, tener una clara idea de internacionalización, además marcar líneas estratégicas que se concreten sobre todo en la protección del medio ambiente, la energía y el desarrollo territorial. También ser conscientes de la innovación en las aplicaciones técnicas en temas como la movilidad sostenible etc. 
 

      Al vivir en un mundo globalizado, tenemos la ventaja de que toda empresa debe considerar al mundo por cliente, y es necesario hacer ver al empresario que la generación de sus ideas y proyectos pueden ser válidos fuera de su territorio, adaptando su modelo empresarial y modificando su mentalidad hacia un pensamiento global si bien actuando como local. Esto será posible si se cuenta con formatos on line para exteriorizar/globalizar la empresa y abrir nuevos mercados. 
 

         Tenemos que pensar que las pymes son la gran fórmula del desarrollo empresarial, de hecho las grandes empresas en España apenas llegan a un 10%, mientras que las pymes representan casi el 90% de tejido empresarial español. Son ciertamente el referente del país. 
 

        Toda empresa debe fijarse unos índices de calidad que demuestran su compromiso con el medio ambiente y la competitividad sana. La empresa debe superarse día a día y desarrollar soluciones innovadoras. 
 

         Debe adaptarse a las circunstancias y particularidades que presenta el mercado. Debe cumplir de forma sostenible los objetivos económicos y ecológicos. Debe ofrecer productos de calidad y aportaciones innovadoras que deben ser conocidas fuera de nuestras fronteras. Avances técnicos, sistemas energéticamente eficientes, soluciones innovadoras son las actuales necesidades de lo que llamaríamos la arquitectura moderna. 
 

         Una pyme alcanza su solidez cuando no depende de personas clave, ni de la continua presencia de su propietario, sino que crece y se desarrolla gracias a procedimientos y sistemas de trabajo que hacen factible su crecimiento, independientemente de quienes ejecutan esos sistemas. Por lo general, solemos llamar empresarios a toda persona que tenga un negocio con empleados, lo que no es necesariamente correcto. Muchos de estos negocios dependen en gran medida de la actividad del dueño y, si éste llegara a faltar, el negocio como tal dejaría de existir. La idea es que el empresario de una pyme se considera como tal cuando haya creado una estructura compleja, capaz de funcionar sin tener la obligación de ir a trabajar todos los días a su propia empresa. La clave sería una vez que la empresa está, que no se presume, sólida con una visión comercial clara y consensuada a todos los niveles, donde todo el equipo conozca los sistemas y procedimientos a seguir en todo momento y ante cualquier situación, podemos decir que la empresa se convierte en un negocio con capacidad de autogestionarse, sin depender directamente del emprendedor que la creó. Y cuando esto ocurre, el empresario creador, vuelve a sentirse libre para crear y emprender nuevos proyectos, generando así mas empleo a la comunidad. Lo importante es eliminar la idea de que es necesaria su presencia física en la empresa para que esta funcione. La capacidad de delegar tareas creando equipos de trabajo efectivos y entrenando a personas con un perfil directivo que pueda hacer crecer su negocio.

Ser un experto en un área empresarial concreta conlleva una mayor credibilidad y publicidad gratuita a medio y largo plazo. Participar en asociaciones o grupos de trabajo para empresarios es importante para acoger ideas y proyectos y multiplicar sus conocimientos. 
 


       Nunca hay que dejar que se acumulen tareas y papeleo en el escritorio. Es importante llevarlo todo al día para evitar que alguna deuda se nos eche encima en el último momento. Siempre hay que trabajar con previsión.

    Como no actuamos en un monopolio, es nuestra obligación estar atentos a los movimientos de la competencia. Ver cómo actúan, qué hacen, por donde flojean... e incluso apostar por sus mismas estrategias si es necesario (sin vulnerar los derechos de patentes). El objetivo debe ser uno: mejorar constantemente.

      La comercialización debe ser tratada correctamente, y no se puede descuidar. Si una empresa no puede comercializar su producto adecuadamente, debe asumir que hay otros profesionales experimentados que pueden hacerlo mejor.

      Hay que estar siempre muy atento a las necesidades de los clientes. Se debe hacer lo imposible para que estén contentos y así retenerlos, si no, alguien les ofrecerá algo mejor. Ellos son la clave de que el negocio funcione.

     Antes de contratar a nuevos empleados, hay que saber con seguridad cuál será su papel dentro de la empresa. Cada uno de ellos debe ser esencial en el negocio. Además, éstos deben tener la formación adecuada para su puesto de trabajo. A todo esto, hay que saber crear un buen ambiente de trabajo: un trabajador contento y motivado se empleará mejor.

      Los empresarios no pueden conocer una sola área del negocio. Un buen director estará preparado para desenvolverse con facilidad tanto en contabilidad como en comercialización, será flexible. Una localización acertada es vital para hacer funcionar la empresa. A veces no se tienen en cuenta factores como el tráfico o la conveniencia, que de echo pueden ser elementos decisivos para la competencia a la hora de elegir a su proveedor.

       Se deben hacer proyecciones del flujo de liquidez, para decidir con cuánto dinero se debe contar para evitar un problema eminente de iliquidez.

       En el mundo de los negocios, los consejos pueden ser muy valiosos. Tener una mente cerrada y aferrarse a las preconcepciones propias puede ser un error fatal para cualquier empresario. Leer sobre la pequeña empresa e informarse regularmente es una buena manera de ganar conocimiento que posteriormente podrá ser aprovechado.

     Por último, es imprescindible hacer una planificación adecuada. Hay que marcarse unos objetivos y unos plazos, y hacer el control diario de dicha planificación.

AUTOR: Manuel Garrido Ruíz

No hay comentarios:

Publicar un comentario

@templatesyard