La Barriada de Santa Adela, no está ligada al casco histórico de Víznar, toda vez porque pertenece a una actuación urbanística reciente, ligada al Patronato Santa Adela, de donde toma nombre. Sus moradores, fundadores de esta nueva etapa en una Barriada de tan sólo doce vecinos, estrenaban una flamante vivienda y a la vez una nueva vida en una casita modesta pero digna teniendo llave en mano un nuevo hogar, holgado y poco a poco más cómodo.
El pueblo de Víznar, a partir de los años cincuenta, no ha evolucionado urbanísticamente hablando, de una forma paralela a su crecimiento demográfico. Es más, existe una inercia conformista que les lleva a convivir en lo que fuera la vivienda patriarcal, también vivienda compartida con los hijos que se casan, creando hacinamientos e incomodidades no resueltas. Ello se debe a la poca disponibilidad de viviendas de nueva planta, a la precariedad en las casas de alquiler y también, como no, al factor económico: No hay dinero para comprar, no hay recursos para edificar o reformar, es difícil vivir de alquiler, … Y esto afecta a muchos matrimonios jóvenes que recurren, o al menos así lo manifiestan a la Corporación Municipal esta situación, a la cual se hacen sensibles, alcalde y concejales. Y es en el Patronato de “Santa Adela” donde estos aspirantes ven colmados sus proyectos, poniéndose manos a la obra hasta conseguir la tan ansiada vivienda.
LIBRO DE ACTAS DE SESIONES DEL AYUNTAMIENTO DE VÍZNAR
ACTA DE 1º DE MARZO DE 1950 28, 28V Y 29
En Víznar a primero de marzo de mil novecientos cincuenta, a las seis de la tarde, bajo la presidencia de alcalde D. Gerardo Martín Carrillo y asistido del Secretario de la Corporación D. Valentín Medina Ruiz, se han reunido en el Salón de Actos de esta Casa Consistorial los Señores Concejales que al margen se expresan y al final suscribirán, al objeto de celebrar sesión ordinaria que declara abierta dicho Sr. Alcaide dándose lectura al acta anterior que es aprobada. ( … )
Viviendas protegidas.
En primer lugar, los reunidos, teniendo en cuenta que en este pueblo hay una muy considerable falta de viviendas para las clases modestas y en vista de que el Patronato “Santa Adela”, creado por el Excmo. Sr. Gobernador Civil de esta Provincia, atiende preferentemente estas necesidades construyendo por sí, en los pueblos de la misma grupos de viviendas protegidas de tipo ultrabaratas, después de las necesaria deliberación sobre tan importante asunto, por unanimidad, acuerdan que en esta localidad se solicite la construcción de doce viviendas como mínimo, con destino a obreros que carezcan de ella, a cuyo efecto se faculta al Sr. Alcalde Presidente de la Corporación, para que en su nombre y en representación de la misma, formule la oportuna solicitud y lleve a efecto además, cuantas gestiones sean necesarias , de la competencia municipal, hasta conseguir dicha construcción, poniéndose al habla y de acuerdo con los que hubieran de ser los beneficiarios para lo relativo a la adquisición de terrenos y a la aportación en metálico que necesariamente han de hacer con destino a las viviendas.
Viviendas protegidas:
Seguidamente el Sr. Alcalde entera a los reunidos de que, usando de la facultad de que se le tenía conferida, por acuerdo de esta Corporación, que había convenido con el vecino de este pueblo D. Antonio Díaz Espigares la venta al Patronato Santa Adela en la cantidad de 8.000 pts. de una parcela denominada Parata de las Eras del Cerrillo, con destino al grupo de 12 viviendas protegidas que se proyecta construir en este pueblo , y que habían acudido a él igual número de obreros de la localidad expresándole su decidido e irrevocable propósito de hacer efectivo por doceavas partes el valor de dichos terrenos y contribuir además con 1.500 pts. cada uno de ellos para subvencionar la construcción.
También les entera de que, habiéndose dado cuenta del resultado de tales gestiones al expresado Patronato por éste, se le había comunicado que el próximo dia 28 seríamos visitados por la primera autoridad de la provincia y otros miembros del referido Patronato al objeto de conocer los terrenos sobre los que se trata de emplazar el grupo de viviendas.
Quedan enterrados de ello todos los concurrentes aprobando unánimemente las gestiones llevadas a cabo hasta ahora por el Sr. Alcalde, al que felicitan todos por ser muy diligentes y acertadas.
También acuerdan que con el fin de recibir y atender como es debido al Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia y a las demás personas que le han de acompañar a este pueblo en la visita oficial anunciada para el día 28 del actual, que se invite a todas las autoridades y personas representativas de la localidad obsequiándoles con café, pastas y licores, pagándosele el gasto que ello ocasionar con cargo al capítulo de Imprevistos, previa aprobación de la cuenta correspondiente.
Y no habiendo ningún otro asunto de qué tratar, se levanta la sesión extendiéndose la presente acta que firman todos los señores de que yo el Secretario Certifico:
Gerardo Martín (Carrillo ) Salvador Gómez (de la Higuera) Salvador Díaz
Julián Fernández (Bailón) José Caballero ( Martín) Francisco González ( Álvarez)
Valentín Medina (Ruiz) Todas las firmas legibles
DATOS CONSTRUCTIVOS
Reunidos los requisitos exigibles, realizados los trámites para la oportuna actuación y acordadas las pertinentes puntualizaciones del pliego de condiciones, es el Patronato Benéfico Santa Adela quien promueve la construcción de las citadas doce viviendas.
Las viviendas son una hilera de casas adosadas, situadas en el terreno de la Parata del Cerrillo. Previamente se procede a la planificación del terreno y se procede a la cimentación, el levantamiento de las paredes perimetrales con cajones de jarcia y techumbre de abalconado con vigas de pino y chopo, y cubierta a dos aguas con teja moruna.
Cada vivienda consta, en una sola planta, de cocina comedor con chimenea y poyo de cocina, dormitorio para el matrimonio y otros dos separados para ambos sexos. A las espaldas de este espacio, se abre un amplio patio corral, desprovisto de construcción alguna, que cada cual aprovechó en principio para un elemental cuarto de baño. Allí además encontrarían acomodo el gallinero, la chiquera del marrano, los conejos, la cuadra para la burra, los aperos del campo, el “desahogo” de la casa, el pajar, las papas y las calabazas, el bidón del aceite, el maíz, la tinaja del vino …
Con el tiempo, Natalio y Pepico tendrían espacio para sus talleres de herrería, Pepe Ibáñez para su carpintería, Indalecio una habitación para sus lecciones, Joseíllo metería por la parte de atrás su burra, cargados sus serones a la vuelta del campo, las cuatro cabrillas… otros las motos y bicicletas…
EL PILAR DE SANTA ADELA
Ni siquiera se tuvo en cuenta que estos vecinos disfrutasen de un cuarto de baño, ni un grifo en su cocina. En el centro de la Barriada, frente al nº 7 se proveyó un pilar público, hoy totalmente remodelado, tomando de la Acequia de Aynadamar, a la altura del Transformador en el Barrio Alto, un caño continuo con un diámetro de 2.5 cms.
El pilar vertebra el aseo y decoro de esta Barriada. Surte de agua corriente al vecindario. Suple así la ausencia de tan elemental comodidad en el habitáculo familiar. Utilidad que se hace indispensable en el uso doméstico, para lavar la ropa, para el aseo diario, “para los animalillos”... El agua es necesario acarrearla con cubos, botijas, pipotes, tinas… siendo el trasiego un ir y venir continuo. También motivo de encuentro, quizá mentidero y ruta del chisme bien intencionado. Tiene el pilar adosadas al pilón central dos pilas con sus tablas de lavar, pues el lavadero público queda lejos y aquí se puede hacer la colada de forma más cómoda, pues las casas adolecen de la tan necesaria pila particular. Eso vendría después, a expensas de cada cual.
A expensas del propio vecindario, una glorieta recorre de lado a lado la calle. A ella se sube las parras, dando sombra los pámpanos y mostrando sus apetecibles y sazonados racimos. Pero también trepan al alambrado los jazmines, la flor de pasión, la enredadera y madreselvas, las campanillas… lilas, celindos, rosales, incluso nísperos, higueras y granados. Y también, frente al hilo de las puertas, un corrido arriate con jacintos, narcisos, geranios, boquitas de león, azucenas, crisantemos, margaritas, periquitos, pensamientos …
VIVIENDAS ULTRABARATAS DEL PATRONATO BENÉFICO SANTA ADELA
Se hizo una aportación inicial por cada uno de los interesados inscritos en estas viviendas por valor de 1.500 pts. Y una cuota mensual de 50 pts. Mensuales hasta completar el importe de la misma. La cuota, aparentemente asequible y cómoda de pagar, en palabras de Sacramento Espigares, con memoria fiel y clarividente testimonio refiere: “cuando llegaba el recaudador a cobrar los diez duros, el barrio se revolucionaba. Unos corren para un lado y otro, se salen por la puerta de atrás…. Pues los días pasaban volando, y era difícil juntar los dineros…”
El Ayuntamiento, de las arcas municipales hace en la medida de lo posible algunos libramientos, por exigencia o propia iniciativa:
Subvención Patronato Santa Adela
Seguidamente los reunidos accedieron a lo solicitado por el Patronato “Santa Adela” a lo solicitado en oficio nº 1198 de 22 de marzo último, por unanimidad acuerdan concederle una subvención de 150 pts. Con destino a la construcción de viviendas protegidas, cuya cantidad se librará con cargo al capítulo de Imprevistos.
( LIBRO DE ACTAS DEL AYUNTAMIENTO DE VIZNAR Año 1951 24v )
LIBRO DE ACTAS DE SESIONES DEL AYUNTAMIENTO DE VÍZNAR
ACTA DE 1º DE MARZO DE 1951 6 y 6v
En Víznar a primero de marzo de mil novecientos cincuenta y uno, a las veinte horas bajo la presidencia de alcalde D. Gerardo Martín Carrillo y asistido del Secretario de la Corporación D. Valentín Medina Ruiz, se han reunido en el Salón de Actos de esta Casa Consistorial los Señores Concejales que al margen se expresan y al final suscribieron, al objeto de celebrar sesión ordinaria que declara abierta dicho Sr. Alcaide dándose principio a ella por la lectura y aprobación del acta anterior. ( … )
En su punto tercero:
Marcos para las viviendas de Santa Adela
Seguidamente los Sres. Concurrentes, en vista de que por esta Corporación se acordó en sesión de 15 de mayo ppdo. Que este Ayuntamiento contribuyera a la construcción del grupo de viviendas ultrabaratas “Santa Adela· aportando los marcos de las puertas interiores, y habiéndose comunicado a la Alcaldía por el contratista de dichas obras D. José Vílchez Palma, que la casa constructoras de dichos marcos, reclamaba su importe de 3.300 pts. teniendo en cuenta que en el ppto. ordinario aprobado para el actual ejercicio no se dispone de consignación alguna para hacer frente al pago de tal atención y que esta es inaplazable; por unanimidad acuerdan que con el fin de satisfacer lo antes posible la expresada cantidad, se habilite el oportuno crédito con cargo al superávit que acusa la liquidación del PPto. (Presupuesto) Del ejercicio de 1950 que acaba de ser aprobado, (1)
(1) Se hizo en el Punto 2º de esta Sesión dando un superávit de 12.803,43 pts.
Finalmente, y de forma escalonada, se fue ocupando la Barriada de Santa Adela, pero en corto el espacio que media entre la entrega de las llaves y la total ocupación de cuya relación inicial damos cuenta:
VECINDARIO DE LA BARRIADA DE SANTA ADELA
REFERIDO A LA PRIMERA OCUPACION EN 1951
Los nombres subrayados se incorporan con sus
Padres en el momento de la primera ocupación
CASA Nº 1: Gerardo Sánchez Sánchez, panadero y Encarnación Espigares Díaz, su mujer, con sus hijos Mª Carmen, Gerardo,A ntonio, Isabel y Silvia.
CASA nº 2: Joaquín Espigares Díaz. Jornalero y Rosario Espigares Díaz, su mujer, con sus hijos Rosarito y Joaquín. Cedida a Manuel Díaz Sánchez y su mujer, Lurdes Carrillo Rodríguez.
CASA nº 3: Indalecio Espigares Cruz, Oficial en la Fábrica de Pólvoras y Ángeles Espigares Díaz. ( sin hijos).
Cedida a Ramón Carrión Molina y Guadalupe del Mar Larena Gordon con sus tres hijos Manuel, María y Marina.
CASA nº 4: Plácido Espigares Fernández. Panadero, y su mujer Ascensión Arroyo Espigares. Con sus dos hijas Mª Jesús y Nieves. Cedida a Antonio Fernández y Rosa López, con sus hijos Rosa y Antonio.
CASA nº 5: Francisco Ruiz Jiménez, jornalero y su mujer Concepción Ruiz González, con sus hijos Manolo, Paquito y Trini.
Cedida a Antonio Ruiz Gómez, lechero y Pepa Carrillo Carrillo, con sus hijos Conchita, Antonio, Maribel, Eva y Vanesa. Cedida a Gerardo Martín Ruiz y Margarita Díaz Fernández con sus hijos Margarita, Gerardo y Alberto.
CASA nº 6: José Ibáñez López, carpintero, y su mujer Dolores López López con sus hijos León, Rocío, Victoria, Loli y Fernando.
CASA nº 7: Natalio Espigares Martín, oficial en la Fábrica de Pólvoras, y su mujer Basilisa Sánchez Díaz, con sus hijos Carmina, Emilio, Antonio y Javier.
Cedida a Ricardo Sánchez Gómez su mujer y Alicia Megías Sánchez, con sus hijos Ricardo y Adrián.
CASA nº 8: Rafael Sánchez Sánchez y Herminia González Ruiz. Con sus hijos Rafalito, Enrique Sevando, Divina y Jorge.
Cedida a Rafael de la Fuente López, panadero y Antonia Espigares Martín, su mujer
Con sus hijos: Vicenta, Rafael, Miguel, Nati , Candelaria (+), Clara, Marina, Maravillas, Palmira, Candelaria y Eduvigis.
CASA nº 9: José Espigares Martín, oficial en la Fábrica de Pólvoras y su mujer Sacramento Espigares Espigares, con sus hijos Carmencita, José, Sacramento y Conchi.
CASA nº 10: José Caballero Carrillo, viudo, jornalero, con sus hijos Elenica, Angelito, José, Blas y Salvador.
CASA nº 11: Antonio Espigares Fernández, chófer y su mujer Dolores Díaz Espigares, con sus hijos Antonio. Julián, Mª Dolores y Begoña.
CASA nº 12: Francisco Díaz Ruiz , oficial en la Fábrica de Pólvoras, y su mujer Ángeles Díaz Espigares con sus hijos Paquita y Ángel.
PRIMER NACIMIENTO: ENRIQUE SERVANDO SÁNCHEZ GONZÁLEZ
En el nº 8 de la Barriada de Santa Adela, fruto del matrimonio formado por Rafael y Herminia, nace en estas primeras fechas de 1951 un niño al que se le impone por nombre Enrique Servando Sánchez González, pues fue su padrino el mismo Sr. Gobernador Civil de Granada, el Excmo. Sr. D. Servando Fernández-Vitorio y Camps. El que fuera fundador y promotor del Patronato Benéfico “Santa Adela”.
Candelaria nos cuenta que, de muy niña, recuerda asistió a este bautizo. La comitiva regresaba desde la iglesia al hogar, en esta Barriada de Santa Adela. Los niños, acompañaban siempre con curiosidad y expectación a los padres y padrinos y demás familiares. También lo hacían en bodas y comuniones
Llegados a la embocadura de Santa Adela, la chiquillería requiere al padrino:
- ¡ Roña, roña, padrino roña ¡
El padrino entiende y atiende gustoso las peticiones de los pequeñuelos. Se mete la mano en el bolsillo y saca unas cuantas monedas de menudo valor, que esparce por los aires, mostrando cara de satisfacción, en honor del recién bautizado.
El bullicio y la algarabía en busca de unos céntimos se traduce en codazos, forzejeos y rebuscos. Y todo acaba en que Candelaria cae rodando por una balatera, chocando con un mojón, lo cual le produjo una luxación en el hombro, que le obligó a tener el brazo en cabestrillo durante unas semanas.
Enrique Servando, como cualquier niño, vive una vida intensa, en el seno de una comunidad vecinal que le arropa en sus juegos, en sus inquietudes pueriles, en las tradiciones de un pueblo pequeño pero rico como el que más en sus manifestaciones festivas. Pero su vista se nubla y se llena de marañas en una oscuridad progresiva. Esta discapacidad hubo de ser suplida por los otro cuatro sentidos: En los olores a pan tierno de cada hornada, frente a su puerta el canto de los grillos al atardecer, el ruiseñor, el acompasado silbido del cuclillo frente por frente en los Jardines del Palacio. El rumor del agua en las acecuelas de “El Cuarto”, acariciando con su frescor sus sensibles manos. Cerezas, granadas y membrillos. En una piedra junto a la vereda, partiendo almendras y nueces en una tarde cálida de otoño.
Marcha con su familia a la vecina Granada donde la O.N.C.E. será ya parte de su vida en esta Delegación Provincial. Y en un alarde de meritoria proeza obtiene su Licenciatura en Ciencias Exactas. Con el devenir del tiempo, demostrando su valía personal, llega a ser Director General de la O.N.C.E. (1980) Ocupa igualmente otros puestos de responsabilidad en esta Entidad, donde ha dedicado su empeño en conseguir una evolución y desarrollo hasta entonces desconocidos.
NUEVAS INICIATIVAS
Se abre una nueva etapa de sus vidas, y suplen con ingenio y resueltas iniciativas las carencias más elementales: Calle de terrizo y sin acera, sin alcantarillado, llenas de barro y charcos. Una deficiente iluminación, limitada a dos tulipas, una en el nº 1 y otra en el nº 12. Y además de la ausencia del agua potable, tampoco se contempla un simple cuarto de baño con retrete y mucho menos con duchas o lavabos. Un lebrilo o una zafa en medio del patio y un espejo en un clavo y una toalla, es lo más cercano al aseo personal. Algunas viviendas han practicado pozos ciegos, a la postre unas simples garitas insalubres e insanas.
Pero nos referimos a logros que se harían realidad: a la vez que se acondicionan las canales, las rejas, las aceras,… surge esa bonita glorieta que le caracteriza, y el amplio arriate longitudinal,… amén de lo que cada cual avanzó a nivel particular en carpintería, solería, renovación de cocina, azulejos y cuarto de baño, cobertizos, cuadras, ….
LAS RADIONOVELAS: AMA ROSA
A la caída de la tarde, con olor de periquito y placeta regada, van acudiendo las mozuelillas de esta barriada frente al nº 9, donde ha de organizarse el corro de bordadoras. Bordadoras de bastidor y de tul, que de todo había. Paquita “la del 12” con un festón de mantelería. Carmina y Candelaria y su hermana Clara, en un telar de tul, esperan sacar unos dinerillos que invertirán en una cubertería, a pagar a plazos, claro. No hay otra manera. Las más mayores, Victoria, Rocío, y Loli hijas de La Carpintera, ya apuntan a labores de ajuar. Y estamos frente al nº 9, porque Carmencita asoma por la ventana que da a la inmediatez de la calle, con el traqueteo de su máquina Sigma, flanqueada por sus primas Conchi y Eulalia, bordadoras de primor.
A las cinco de la tarde la actividad se ralentiza. Los aparatos de radio, en carátula musical ponían sintonía a la radionovela: Era Ama Rosa, seriada por el guionista Guillermo Sautier Casaseca y Rafael Barón, con las voces inconfundibles de Juana Guinzo, Fernando Dicenta y Matilde Conesa entre otros.
A la misma hora, se prolongaban cientos y cientos de capítulos en los que la vida dura, sufrida y dramática de los protagonistas, entretenía a una sociedad de la postguerra que intentaba salir adelante. Y ante los acordes de la música, los efectos sonoros y la gravedad de las voces del selecto elenco de actores, estos dramones desgranaban historias escabrosas y rocambolescas, de adulterios, de hijos de pecado, de secretos inconfesables…
La reunión de muchachas enmudecía con un silencio de refectorio cartujo. La aguja se paralizaba en el bastidor. La máquina de coser de Carmencita, acompasaba se pedaleo para no entorpecer a tan interesada audiencia. Las manos femeninas estrujaban sobrecogidas el paño de la labor. Todos los aparatos al unísono, en la Barriada, en el pueblo… en la nebulosa sonora de una España que sestea, repiten en oleaje sonoro la pausada e intensa voz de su narrador Julio Varela, dando paso a esta secuencia:
Con voz llorosa y entrecortada:
- Estoy vieja, y estoy enferma. Por eso no puedo recordar los detalles. Pero soy culpable, yo lo maté. Tienes que creerme. Por qué se empeñan en no comprender.
Reciamente y con exigencia:
- Mira esta cruz que llevo en el pecho desde pequeño. Júralo por ella, Ama Rosa. Júralo por tu hijo muerto al nacer. Besa la cruz y júralo si te atreves.
DAR LECCIÓN CON INDALECIO
En el nº 3 vive – vivía mejor dicho – Indalecio Espigares Cruz, que de oficio trabajaba como Oficial Electricista en la Fábrica de Pólvoras y Explosivos de El Fargue. Pero, aparte de su ocupación laboral, se dedicó a “dar lección” por las tardes y ya entrada la noche, en primer lugar a muchachos que en su tiempo no pudieron asistir a la escuela, o su aprovechamiento fue insuficiente. Unos y otros pretendían una promoción o inserción más adecuada en el mundo laboral de la vecina Granada, donde al menos se les exigía el dominio de “las cuatro reglas” y una fluida lectura, amén de saber al menos defenderse con el lápiz y apañarse con las cuentas, todo en aras de un puesto de trabajo más cualificado.
Eran también muchos los que durante el día agotaban su jornada en los tejares, en la Sierra, como peón de albañil o en el campo y encontraban en las clases de Indalecio reparo a sus muchas lagunas en lo más elemental de su instrucción.
Por otra parte, los padres de hijos en edad escolar pretendían igualmente para ellos lo mejor, quizá lo que ellos nunca tuvieron o llegaron a alcanzar: el inicio de estudios superiores, conseguir una beca o ingresar en maestría industrial, artes y oficios…
Muchos de aquellos chavalillos aspiraban a “sacar beca” propiciada por el Patronato de Igualdad de Oportunidades (P.I.O.). Sin embargo, por falta de preparación, por la dificultad en alcanzarla, por no reunir los requisitos exigibles, quedaron en la estacada, relegados a no poder seguir aquellos estudios que colmaran sus más elementales aspiraciones. En algunos casos, en muchos casos, desperdiciándose o malográndose verdaderos talentos.
Indalecio, al que nunca se le dio el trato de “don” (pero siempre se le trató de usted) era un hombre sencillo, humilde y llano. Nada recio ni agrio en el trato, perseverante y pertinaz en sus métodos. Paciente, con recursos para enseñar. Sin llegar a desesperar a sus alumnos. Eran tiempos de palmeta, que rara vez usaba, y cuando lo hacía, le dolía más a él en el alma que al castigado en la mano.
Y una y otra vez los verbos y las provincias. Clases prácticas, amenas y atentas para aprender fórmulas, de áreas y volúmenes. Y aquellos dictados plagados de “trampas ortográficas”. Que luego había que escribir “las faltas” veinte veces, con verdadera tirria por el fallo cometido, y se hacía propósito de no caer ya nunca más en él.
Hoy, cincuenta años han pasado, y al acercarse a su puerta, sigue resonando la salmodia de la tabla de multiplicar, de los cabos y los golfos en su orden….los ríos…Y algunos, con añoranza y agradecidos a sus lecciones, los seguimos en la memoria repitiendo al golpe de puntero de nuestro maestro, bien querido y recordado….Indalecio.
DE PRIMERA MANO : ANTONIO FERNANDEZ DÍAZ
Antonio Fernández era ya con pocos años, repartidor de pan en la vecina Granada. Como cada mañana, muy temprano, a los albores del día, arrea una burriquilla que va cargada en sus capazos con panes y bollos. Un camino en el que le acompañan otros panaderos, lecheros, alguna que otra bicicleta y el autobús que cubre la línea.
La burra conoce el camino, es más, hace las paradas que Antoñico le ordena, a la puerta de su clientela. Es un reparto disperso que se extiende por el Albayzín, Plaza Nueva, por el Mauror, la Antequeruela, el Realejo y la parte baja de la ciudad.
Talega al hombro, dispensa puerta a puerta lo que cada cliente tiene por costumbre demandarle. Como hay confianza de años, también pega la hebra con un poco de charla, saludo y despedida, no más.
Ha bajado por la Antequeruela y advierte de su presencia:
- ¡Panadero, el pan! A cuyo requerimiento sale una sirvienta secándose las manos. Está a la puerta de la casa donde vivío D. Manuel de Falla. El postigo deja entrever al ilustre músico sentado en una mesa, con las manos echadas a la cabeza, tapándose los ojos, con el rostro desencajado y claramente conmovido.
Dirige su vista a Antoñico, a quien bien conoce y le da la noticia:
- ¡Panaerillo, panaerillo… que han matao a Federico!
Esto ocurría en la mañana del 19 de agosto de 1936, cuando él conoció de primera mano, de labios de Falla, el asesinato del Poeta Universal Federico García Lorca. De la voz entrecortada de Falla, que había acudido al Gobierno Civil para interceder por su amigo Federico. Allí fue informado del fusilamiento ya acaecido y fue amenazado con padecer igual suerte. (mala suerte, diríamos).
Antonio Fernández, vivió en el nº4 de Santa Adela, superviviente entre pocos de los primeros moradores de Santa Adela. Memoria viva y fiel de toda una trayectoria a través de los años. Conocedor por su temprana ocupación de panadero de los entresijos de una Granada en guerra y en postguerra, con sus luces y sus sombras,
Amante de la música, con una prodigiosa capacidad para cantar “sin papeles” pasodobles, boleros, tangos… emulando a Carlos Gardel, Manolo Caracol, Angelillo, Miguel de Molina … Haciendo pausas para dar señas y detalles de cuanto canta.
Amante de la música, con una prodigiosa capacidad para cantar “sin papeles” pasodobles, boleros, tangos… emulando a Carlos Gardel, Manolo Caracol, Angelillo, Miguel de Molina … Haciendo pausas para dar señas y detalles de cuanto canta.
Debajo del brazo lleva siempre una libreta de pastas acartonadas repletas de versos. Sus versos, en una tardía afición. Abrirla es conocer y vivir las composiciones que poco a poco ha ido escribiendo en ella con letra clara y caligrafía grande y pareja.
Dale al aspa molino,
Hasta nevar el trigo,
Dale a la piedra agua,
Hasta ponerla mansa,
Dale al aire cabrero
Hasta que se haga el cielo
Dale Dios a mi alma
Hasta perfeccionarla
Dale que dale dale,
Molino, piedra, aire,
Cabrero, monte, astro
Dale, que dale, largo,
Dale que dale, Dios,
¡Ay!
Hasta la perfección,
Dios
HOMENAJE FINAL
Un barrio flamante, muy distinto de aquella fría fisonomía de los años 50. Un barrio con solera y decoro, del cual ya salieron bastantes cortejos de bodas, bautizos y comuniones. También por lógica muchos no están entre los vivos. Unos y otros, en relevo generacional, viven y gozan de acontecimientos vecinales, ya sean del propio barrio, ya compartidos con todo el pueblo: sus fiestas, sus efemérides y actos culturales, al pálpito vital a cuya sangre y tradición les une. Por aquí corren ya nietos y biznietos mientras que los abuelos, primitivos moradores, toman el sol y acarician sus cabecitas de dorados rizos.
Ellos perpetuarán en sus corazones el sello indeleble que les hace sentirse hijos de esta barriada, La Barriada de Santa Adela.
Salvador Ruiz Caballero
Cronista Oficial de Víznar
Abril 2015
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