SU
MAJESTAD EL RUISEÑOR
El ruiseñor es una avecilla migratoria que llega a estos parajes en el mes de mayo para quedarse aquí hasta el otoño. Anida en zonas arbustivas densas de las Escañás, la Quiebra o el Toril. Hace su nido a media altura entre camuflajes de hojarasca. Inicia la puesta de entre cuatro y seis huevos de color verde aceituna. La incubación tiene lugar entre los once y trece días. A los quince días ya sus crías son volantones que saltan a las inmediaciones del nido. Pronto recibirán el aprendizaje del canto de parte de sus progenitores.
El canto del ruiseñor comienza al atardecer y se dilata hasta bien entrada la noche. Se caracteriza por su silbido fuerte y sostenido en crescendo. Armonioso y rico en notas y de gran riqueza musical. Considerado como el mejor cantor dentro del grupo de las aves canoras.
El silencio de Víznar propicia oír nítidamente su canto pudiéndose disfrutar de él en los atardeceres y en las horas de la amanecida.
CRUCES DE MAYO
La Fiesta de la Cruz o, lo que es lo mismo , La Invención de la Cruz, conmemora el hallazgo del Santo Leño por Santa Elena. Desde el punto de vista religioso contiene la honda significación que le confiere el Santoral como destacada efemérides que se celebra el 3 de Mayo.
Paralelamente a este sentido eclesial o ritual se desarrolla su vertiente popular que alcanza una relevancia folclórica inusitada sin olvidar, eso sí, su primitivo origen. Es por tanto una tradición afincada principalmente en Andalucía, con mayor proyección y relieve en Granada Capital, pero no menos arraigada en todas las localidades granadinas.
En Víznar son los niños los primeros que ansiosamente esperan la llegada de esta fecha para que en su casa se haga una Cruz. Pero corresponde tal iniciativa a los padres de la casa que darán su placet y consentimiento. Además será necesario contar con manos expertas que organicen y dispongan lo necesario para llevar a buen término la referida empresa.
CONFECCION DE LA CRUZ
Primeramente se procederá a escoger el lugar más adecuado que sirva de emplazamiento a la cruz. Para ello previamente se especula entre los jóvenes o emprendedores del barrio qué domicilio reúne las condiciones idóneas:
Ha de ser una estancia espaciosa, próxima a la calle; que no entorpezca la movilidad de los presuntos visitantes que entren o salgan; a la vez ha de permitir el acceso a las demás dependencias de la casa sin mayores inconvenientes. Una vez que se ha decidido, queda como inveterada costumbre el montarla año tras año en el mismo lugar.
Desde este momento la calle es un hormiguero de gente que va y viene. Unos aportan la escalera, otros busca el martillo, hilo, alfileres... Ha comenzado el afanado trabajo de una laboriosa colmena que colabora primeramente en revestir todas las paredes de la habitación con mantones y colchas. Una vez recubiertas, se colocarán sobre ellas artísticos mantones de manila que con sus multicolores tonalidades y diminutas labores conferirán cierto regusto damasquino y chinesco a tan fastuosa estancia.
Aprovechando una mesa de alas o una tabla del horno se improvisa el altar. Se reviste con un mantel blanco al que se superpone un cubrealtar festonado con una blonda de fino encaje. Sobre este primer entablamiento se colocarán varias gradillas y en el culmen de las mismas una cruz.
La confección de la cruz se hace a partir de dos travesaños de tabla de poco más de un metro en su palo larguero. Atados y bien sujetos, se cubren con tiras de tela blanca a modo de vendaje. A ella se clavarán o sujetarán pendientes, collares, pulseras y otros atavíos, alhajas y avalorios.

Sobre los distintos peldaños de la escalinata que le sirve de gradilla aparecen, simétricamente colocados, jarrones de flores, pequeños velones, candelabros o quinqués.... Entre ellos se intercalan figuritas de porcelana, almireces de cobre, objetos artísticos de poco porte o figuras religiosas de reducida talla.
Mientras tanto han llegado búcaros de flores, braseros de bronce, peroles, chocolateras, macetas y más macetas, tapices y alfombras, abanicos, pañuelos de seda....
Ya se han colocado los mantones de manilla imitando a las mariposas, otros han sido doblados diagonalmente y cuelgan sus flecos con primorosa galanura.
En el techo se ha suspendido uno en fina seda blanca por sus cuatro picos y luce con primor sus flores y pájaros delicadamente bordados en tonos azules, rojos, verdes y violetas.
Ha sido una mañana frenética. Pero se han salvado todas las dificultades y la Cruz luce radiante y airosa. Todos van respirando tranquilos después del esfuerzo realizado y, mientras que unos dan los últimos retoques y otros recogen las herramientas y demás enseres, uno de los actuantes clava unas tijeras en un pero y lo coloca en un lugar visible. Es por aquello de: A Si alguien le pone un pero que le corten la lengua.
PEDIR EL CHAVICO DE LA SANTA CRUZ
Los niños, que han estado también merodeando en torno al proyecto, advierten que falta lo fundamental: dónde echar el chavico. Se atiende su requerimiento y acto seguido se coloca a los pies del altarico un lebrillo de loza de Fajalauza. Uno de ellos muestra su descontento y aconseja que se sustituya por una caldera de cobre, de esas que hacen en la Cuesta de la Alhacaba.
- Es que así suena más -apostilla- cuando echan los dineros.
Y les falta tiempo para sacarse los harapos de la camisa y anudárselos al modo flamenco. Buscan un tizón o un corcho quemado y se pintan un respetable bigote y unas patillas como el mismísimo Chorrojumo. Ya ha empezado la fiesta.
Para ellos consiste en a pedir el chavico y nada mejor que buscar un platillo o, en su defecto, la tapa plana de un bote metálico.
- Es mu sencillo. Tú ves a uno que viene y le dices ! (El) chavico (de) la Santa Cruz !
- Ah, vale. (...) ) Y si no viene nadie ?
- Pues , tocamos de puerta en puerta y .... ( El Chavico la Santa Cruz! ....
Lo más corriente y efectivo era tocar de puerta en puerta y a cada tramo volver a la Cruz y echar en el perol lo recaudado. Con todo el dinero recogido en el chavico de la Santa Cruz se sufragaban los pequeños gastos invertidos en su confección y con el sobrante, días después se disponía entre los participantes un pequeño refrigerio.
AMBIENTE DE FIESTA
Cuando el día empezaba a caer, se respiraba un ambiente pleno de fiesta. A cada niño se le proveía de un hornazo, que ya sería su merienda o su cena. Además, a la vera de cada Cruz, siempre había habas verdes, bacalao, panceta o tocino entreverado, las típicas saladillas y algún que otro embutido.
Agasajo a los visitantes, pues la totalidad del vecindario se arreglaban y salían por los distintos barrios a ver las cruces, elogiando el acierto y vistosidad de sus atavíos, la pulcritud de su compostura o la buena mano de tal o cual persona. Antes de abandonarlas depositaban su pequeño óbolo y deseaban a sus artífices salud para hacerla el año que viene. Se les daban las gracias y se hacían votos para que a ellos también Dios les conservara vida y salud para que lo pudiesen ver.
Como se ha advertido, litúrgicamente este día no comporta ritual alguno. La celebración discurre en el entorno vecinal que, en el seno familiar del hogar, festeja con risas y sana algarabía el hito histórico de la Santa Invención. Y así, entre cantos y rasgueos de guitarra y el acompasado son del pandero o las castañuelas se cierra la noche y paulatinamente se adormecen las ilusionadas correrías de los niños a la vez que vuelan poéticas y aventureras las esperanzas de la juventud.
HABAS
VERDES
Al final del otoño se sembraban las habas, pintando los golpes que se marcaban en el surco por el arado. A veces, en un recuadro, era una sola intención “para el gasto” como haba verde que ahora por finales de abril ya presentaban las matas sus tiernas vainas. Quedaron las habas sepultadas, pero pronto despuntan sus dos hojitas testimoniales. Los fríos de diciembre hacen que queden “aparranás” en la tierra hasta que la calidez de febrero les haga despegar para al fin en marzo echar la flor.
En sus vainas albergan las pepitas aún tiernas, objeto de un aprovechamiento culinario ligado a “las habas verdes”, teniendo en ellas un exquisito manjar y un apreciado recurso en las recetas que a continuación se detallan.
Habas crudas con bacalao o tocino
entreverado.
Separar las habas de su vaina, desgranando sus pepitas y reservar sin lavar. Consumir alternando las habas con tapas generosas en trozos de bacalao, panceta o tocino de veta. Acompañar de saladillas o tortas de la calda. Otra forma es desmigar el bacalao o partir en daditos la panceta y mezclar con las habas acompañando de un chorreón de aceite, otro de vinagre y sal.
Las habas se granan en un cuenco en la cantidad suficiente al plato y los comensales. Se les puede dar un pequeño hervor o bien un golpe de sartén, todo encaminado a ponerlas tiernas. Incorporar cebolla y tocino en cuadraditos y que todo se vaya friendo. En ese momento añadir el aliño de un pimiento rojo seco y la sal.
Tortilla de habas verdes.
Preparar las pepitas de las habas con agua que las cubra para que en un ligero hervor se pongan tiernas con un prudente añadido de sal. Escurrir y reservar. Se procede a batir los huevos y en proporción adecuada y al gusto mezclar las habas y los huevos como si de una tortilla corriente se tratase. Rectifican en la sal. Se les puede añadir jamón o mediar con espárragos o con alcachofas.
Cazuela de fideos con habas verdes
Se procede como sea costumbre al guiso de la cazuela de fideos. Pero llegada esta fecha en la que hay habas, la receta admite añadir habas verdes de las más enteras. En el último momento de la cocción de los fideos, para que no se ablanden en demasía.
Habas fritas con su vaina
Cualesquiera de las anteriores recetas, en aliño, en tortilla o en la cazuela, admiten las habas con su vaina. En este caso los canutos más finos y tiernos.
Se les quitan las hebras a ambos lados y se desechan la cabeza y la punta de las vainas. Con cierto ardid trocear la vaina procurando que el corte coincida con los vanos entre pepita y pepita, cosa que se ve con los abultamientos en la cáscara.
Las habas se fríen en la cazuela con aceite, ajo y sal, acompañadas de jamón o panceta, han de tomar color y brillo de fritas y con la prueba de pinchar una de ellas comprobar si están listas. Se acompaña con costras de pan frito.
NUESTROS
JUEGOS AL AIRE LIBRE
Ya entrados en el mes de mayo, tanto la climatología como las horas de luz acompañan y favorecen los juegos infantiles al aire libre. Casi todos los juegos colectivos o individuales tienen como escenario la Plaza, teniendo su limitación en las embocaduras adyacentes y una prolongación en la inmediatez de la Noguera. La salida al recreo de la escuela era ya de por sí quien acotaba el uso de este espacio, aunque fuera del horario escolar, cualquier barrio, plazoleta o calleja servían para organizar estos y otros juegos.
Mencionamos de forma singular a la Noguera, como un ensanche adecuado para jugar a las canicas, al tejolete o la lima, la navaja y algún otro juego como el trompo, la rayuela, y el más íntimo divertimento con las tres en raya, la china, el reloj-reloj, el gavilán…. La Plaza, más espaciosa y despejada permite que los niños organicen el Salabaja, el cortahílos, Churropicoterna, Salto de la Pídola, el correcalles...

En rincones ya preestablecidos y respetados se adecúan distintos juegos, eso sí, haciendo la salvedad que los niños con los niños y las niñas con las niñas es norma fielmente observada. Juegos de niños en los que no interfieren ni participan las niñas y juegos de niñas que no muestran interés los niños. Dicho abiertamente, hay un componente sexista claramente con un roll definido. El juego de las niñas se desarrolla en la parte alta de la Plaza, en las inmediaciones de la Cruz, otras veces en una amplia rueda de corro, lo hace en la llaneta de la puerta de la iglesia. Canciones de corro que llenan de sones infantiles, de voces blancas y bien afinadas: Antón Pirulero, Verbena, verbena, El Señor D. Gato…mímica de A mi burro, a mi burro. La cuerda acompasada de El cochecito Leré, El Nombre de María…
Los niños precisan más espacio. Jugar a Salabaja necesita toda la Plaza, por ser un juego de persecución de larga carrera que crea la desbandada entre perseguidores y perseguidos. Este y otros juegos requieren esfuerzo, que provoca de tanto trajinar, sudorosos zagales que pronto se sacian de agua en la inmediata fuente.
Queda espacio para jugar a las chapas, a los platillos se dice por aquí, a los montones, las cajillas, los cromos o las cañas, vertientes más serenas en la cunita, el sacatós y piedra, papel y tijera. Juegos de grupo también de serena apariencia son Ahí va mi gavilán, Tranca la tranca y el juego en solitario de lanzar la pelota a la pared salmodiando “Hombritos, coditos, caderas”…
El inventario no queda agotado, pues los juegos tienen carácter inmaterial, y se amoldan a cambios y variantes poco significativas, con normas acomodadas y consentidas, quedando el juego renovado y consensuado a unas versiones sui generis.
El toque del Ángelus es la señal convenida para que niños y niñas regresen a sus respectivas filas, tras beber agua en la fuente o en el Pilar de la Noguera o el del Barrio Bajo. Y de nuevo a la clase soñando en que llegue la una y reanudar una partida de bolas a los pitazos, cambiar cromos… y dar rienda suelta a la imaginación en éste o aquél rincón donde esperan compañeros y compañeras ávidos de proponer juegos.

Y seguidamente acudir a la casa para almorzar, y con el bocado en la boca, salir de nuevo a la calle, a las recoletas placetillas, incluso a las eras, para de nuevo engancharse al dale que dale de la comba, limas, trompos y platillos, … y si se reúnen suficientes jugadores porfiar en el pañuelico.
Por el Barrio Bajo suben atajando la calle, niños y niñas a la par: Atajar la calle, que no pase nadie, que pase la justicia y el señor alcalde.” Bueno, si venia una persona con su cesto de comprar, o una bestia con su serón repleto de estiércol, las entrelazadas manos se soltaban y en señal de respeto se les concedía el salvoconducto de seguir camino. Primero la urbanidad que el juego.
Ecos nuevos de El Cochecito Leré, y si el día estaba nublado, desafíos al cielo con “Que llueva que llueva, la Virgen de la Cueva”. Travesuras en la fuente, travesura de persecución a las bocanadas, que acaban por poner a todos “ajilos” y cuando menos acabar enfadados por un buche de agua por el cogote. Existía la estrategia de hacerle mojigangas a quien viene con la boca llena y de la risa acaba por vaciarla.
Pero todo no se queda ahí. Salir de la escuela, comerse la merienda de pan, aceite y azúcar, comprar en el puesto de Celestino o a ca Ratones media onza de chocolate, un membrillo… y volver esta vez a nuevos escenarios para jugar al fútbol con un balón de trapo, con dos peñones de portería, refrendados por los saquitos o las chaquetillas amontonados sobre ellos. Sudor y jadeo con un marcador en la memoria y sin árbitro.
Cuando oscurece, al escondite, a policías y ladrones. La complicidad de la oscuridad como aliada a estos juegos repletos de astutas maniobras, maniobras en la oscuridad. Y los policías se creían policías y los ladrones, para no ser menos, se creían ladrones.
Siempre tienen cabida los juegos dentro de las casas. El parchis y la oca, luego vendrían los Juegos Reunidos Jeiper. Con los padres se jugaba a la ronda, a la brisca, al cinquillo, a las siete y media. Las damas menos y el ajedrez mucho menos. No eran juegos extendidos ni entre chicos ni entre grandes.
Pero, eso sí, estaban los cuentos troquelados de la Ratita Presumida, el TBO, El Capitán Trueno, Tintín… Y los Reyes Magos que, generosos, traían sus camellos cargados del Mecano, los Rompecabezas, las Arquitecturas, pistolas de mistos correales, correajes y sombreros de comisario, con su estrella de placa, muñecas que abren y cierran los ojos, o que al tumbarlas e incorporarlas lloraban.
Esto vino después, porque nuestras madres refieren una Noche de Reyes con un mantecado y dos mandarinas.
MAYO MES DE LAS PRIMERAS
COMUNIONES
Es fiesta señalada, en lo eucarístico y en lo social. Los niños y niñas desde el Catecismo reciben la adecuada preparación particular por parte de catequistas tutores que les garantiza recibir adecuadamente este Sacramento en la Primera Comunión. Los prolegómenos y preparativos en el seno familiar pasan por estar a la altura del evento acompasando un decoro en la vestimenta del infante, a veces de marinerito, y en la niña que ha de lucir un impoluto traje blanco y un peinado especial para la ocasión.
Ni que decir tiene que el templo parroquial luce las mejores galas en flores, candelería y colgaduras. La familia acude al completo dando los padres la mano a los niños que avanzan hasta sentarse en un banco forrado de blanco y adornos de flores.
Tras la Consagración niños y niñas reciben la Sagrada Forma en un recogimiento infantil, sentido momento de acción de gracias. Natural regocijo por este Primer Recibimiento. En sus padres y seguro también en sus abuelos que trasmiten con besos. Y éstos a su vez reciben las enhorabuenas de los presentes. La Parroquia les entrega un Recuerdo de Mi Primera Comunión que perpetúa tan trascendental efeméride.
La Plaza probablemente luzca con un sol que recoge los reflejos de sus nobles fachadas. Se reparten las recordatorias y se recogen óbolos de familiares y conocidos. Es hora de encaminarse al Ayuntamiento donde reciben el agasajo de las autoridades y un suculento desayuno de una taza de chocolate y dulces que mitiga el ayuno que se ha de observar antes de recibir la Comunión.
Ya en la calle de nuevo, toca hacerse las fotos de rigor que, como antes no había tantos recursos, se limitaba a una pose delante de un fondo decorado. En Granada en la Gran Vía Fotos Ortega, en la Tinajilla en Foto Aguilar, podría con mejor equipo tomar una placa de estudio. Y a un marco, en lugar destacado de la casa.
Por la tarde, tras la comida en la casa, en la que se ha matado un choto, o conejos a la cuenta del padrino de bautismo, el pueblo se reunía en la plaza. Sentados en sillas que traían de las casas, frente a un improvisado escenario, el pueblo escucharía versos de bocas tan pueriles como inocentes:
Como soy tan chiquitita
Apenas llego al Altar
Pero si llego a la lacena
Donde mi mama guarda el pan.
MAYO
«Agua de mayo no cala el sayo y si alguna vez lo caló, pronto lo enjugó»
El farmacéutico-cabañuelista granadino Antonio Baquero predice:
Comienza el mes despajado, algo más fresco de lo normal para la época. Alrededor del día 10 llega la nubosidad por el Sur/Suroeste, que cubrirá Granada y Sierra Nevada, con posibilidad de alguna precipitación, acompañada de viento. A mediados de mes se despeja el cielo dejando un tiempo agradable hasta fin de mes.
Fases lunares en mayo
Luna nueva 8 de mayo
Luna creciente 15 de mayo
Luna llena 23 de mayo
Luna menguante 30 de mayo
- Horas de luz 1 de mayo sale a las 7.18, se pone a las 21.03
- Horas de luz 30 de mayo sale a las 6.55, se pone a las 21.28
Día 2 de mayo Día Internacional del Acoso Escolar.
Día 3 de Mayo Día de la Cruz.
Día 5 de mayo Día de la Madre.
Día 13 de mayo Nuestra Señora de Fátima.
Día 30 de Mayo Fiestas del Corpus.
Día 31 de Mayo Día sin tabaco.
REFRANERO DEL MES DE MAYO
Helada de enero, nieve de febrero, aire de marzo y lluvia de abril dan hermosura a mayo.
….. como agua de mayo ….
Mayo florido y hermoso
Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo. Y si lo puedes aguantar, diez días más.
Y si el tiempo es inoportuno, hasta el 30 de junio.
Y si vuelve a llover, te lo vuelves a poner.
Días de mayo, días amargos. Los panes cortos y los días largos.
Si en mayo llueve y hace calor, todo se cubre de verdor.
Mayo frío, mucho trigo.
El cordero en mayo, retoza en el prado.
Hielos en la Cruz de Mayo, siempre hacen mucho daño.
Abril huevil, mayo pajarero.
En mayo el gran velador de la noche es el ruiseñor.
A mediados de mayo siembra los nabos.
La bellota que no ve mayo, no se ve en todo el año.
Cuando marzo mayea, mayo marcea.
En mayo hambre y rosas, mira qué cosas.
AUTOR: Salvador Ruiz Caballero
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