D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta prueba
su inocencia ante el Rey Carlos IV
D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta, insigne Arzobispo de la Sede Primada de las Américas, en la Ciudad de Cuzco es cebo de severas acusaciones “ daño de sus enemigos que previenen contra mí con un cúmulo de crímenes que neciamente me atribuyen”, “y de los cuales su Clemencia Soberana ha manifestado siempre el más ardiente deseo de que quede vindicado su honor, desvanecida toda sospecha y desagravio el decoro de la Dignidad Episcopal.”
Se centran los hechos en la Rebelión del Cacique Inca José Gabriel Tupac Amaruc en 1780 en los cuales se quiere involucrar como partícipe al Arzobispo en favor de los insurrectos, haciendo sus acusadores cargos del delito de infamia y cómplice en el levantamiento con el agravamen de lesa majestad.
Están detrás de la instrucción el Oidor Don Benito de la Mata Linares, Magistrado y funcionario Colonial, ligado a la causa de Tupac Amaro. Le tocó conocer los procesos judiciales de la Corona de España contra la Rebelión de 1780 entre ellos los del Arzobispo Don Juan Manuel de Moscoso y Peralta. Tenía fama de intransigente y desde luego celoso guardián, de los interés del Rey. Sus actuaciones en la Junta de Guerra se encardinan en la Ciudad de Cuzco sobre el Levantamiento de 1780 de Joseph Gabriel Tupas Amaro III y sus seguidores El Coronel Avilés y el Visitador Escobedo, todos autoridades de mucho peso que logran componer los pliegos que lo inculpan en 22 cargos que el Virrey De Croix redacta y hace llegar a España, hasta las manos del Rey. Controvertidas faltas, intencionadamente tergiversadas y propias de la calumnia y de unos desafiantes detractores.
Moscoso se ve acorralado en un cerco de acoso y derribo, ante el peso de tan aviesas acusaciones. Obligado a abandonar la Sede Episcopal del Cuzco, permanece un tiempo en Lima y desde allí embarca en el navío de guerra Santiago de América rumbo a España el 5 de abril de 1788. Desembarca en Cádiz el 30 de septiembre. Media un periodo de penalidades y angustias, hasta conseguir vindicarse ante el Rey y dar por fenecida su causa.
El siguiente documento , De Simón Jiménez de Villaba, Arcediano de la Catedral de Cuzcoal Sr. Mata Linares del cual extractamos unos suntanciosos párrafos son una prueba aplastante sobre la infidelidad del Arzobispo Don Juan Manuel de Moscoso y Peralta a la Corona de España .
Es preciso confesar que el buen vasayo debe de sacrificar, hasta la misma vida, el honor y conveniencia,por de apartar el más ligero peligro de subversión, de movimiento, y de infidencia , al Soberano.con que si su Ilustrísima es amante del Rey, debió y debes solicitar su retiro de estos Reynos, para dar él a la influencia de una aprehensión universal, tan contraria a la pública tranquilidad, y tan arraigada ( si hemos de hablar de buena fe) en el corazón peruano; que sólo Dios sería capaz de variar su consentimiento.
Hasta aquí habrá notado Vuestra Señoría que he ceñido mi respuesta a los término que me previene su oficio de orden del Señor Virrey si toda aquella evacuándoles sin toda aquella extensión que exige su fecundidad. Hemos hablado por consiguiente del Sr Obispo como Vasayo del Rey sin mezclarlo en las ideas del Hombre y del Obispo; pero por las tres dichas y por todo lo expresado soy del parecer que si su Ilustrísima resuelta a lo menos indiciado de infidelidad, y si sucede en ambos casos debería pasar a España con una pensión de veinte mil pesos anuales que le facilitasen una vida privada santa y cómoda en la parte de aquel Reyno, que eligiese y fuese de su agrado. En el primero, porque el ejercicio de la justicia siempre debe acompañarse con el de la clemencia como lo establecen las doctrinas. En el segundo porque el Sr Obispo no tiene genio para empleos y viviría siempre con ellos sin sosiego de ánimos, con peligro de su salvación y su martirio trascendental a toda persona de su inspección y en ambos porque la seguridad de estos Reynos se debe preferir siempre a cuanto se trate siempre acerca de ellos. Esto es lo que contempla de mayor conexión, a tan importante materia, y si el Señor Obispo lo supiese vería que todo hombre de juicio echaba de ver lo que le amo yo, como Dios me manda y que estoy muy lejos de ser su enemigo.
(…)
A pesar de estar fechado en 1784 cuando ya el Arzobispo había sido obligado a abandonar la Sede de Cuzco y marchar a Lima y más tarde partir embarcado para España en mérito a sus muchas acusaciones. Este documento viniendo de quien viene, es el golpe final para la causa del Obispo Moscoso. Recibió la Mitra de la Diócesis de Granada en donde murió en 1811 considerándose a todas luces víctima de un destierro que le alejó definitivamente de su Perú natal.
EL JOVEN JUAN MANUEL
Nació Juan Manuel en el seno de una familia arequipeña el 7de enero de 1723. Su padre fue D. Manuel Joseph Moscoso y Cegarra, Maestre de Campo y Alférez Real, portador de Estandarte. Su madre, también de esclarecido linaje, Dª Nicolasa Peralta y Salazar. Matrimonio adinerado, poderoso e influyente.
Recibió Moscoso una exquisita educación: Estudió Artes y Filosofía en el Real Colegio de San Martín y se hizo Doctor en Teología.
En 1736, a la muerte de su padre, hereda el título de Alférez Real, aunque hasta cumplir los 25 años no lo pudo ostentar el cargo plenamente.
En 1749 contrae matrimonio con Nicolasa Rivero y Salazar. Nació de tal enlace el infante Manuel José, con tal infortunio que murió la madre a los cinco días del alumbramiento y le siguió a la tumba a los pocos días el que fuera su deseado primogénito.
VIDA DEL ECLESIASTICO SR. MOSCOSO
Tras la traumática situación de esta doble pérdida, el aún joven Moscoso decide tomar hábitos sacerdotales, siendo su ordenación en 1754 obteniendo el curato de Moquegua como primer destino en este humilde poblado. Pero su carrera eclesiástica sube como la espuma. Es nombrado como Magistral (1758) y Coro (1752), Tesorero (1764), Maestrescuela (1766) Arcediano (1767) y Juez Provisor Eclesiástico.
Y desde aquí alcanza el Obispado de Tricomi el 12 de Marzo de
1770. Nombrado auxiliar de la de Arequipa en 1772, como Obispo Córdoba del
Tucumán y desde allí toma posesión de la Silla Episcopal del Cuzco, que es la
Primada de las Américas. Fue esto el 24 de diciembre de 1779, año en que se
fraguan ya los históricos acontecimientos del Levantamiento de Tupac Amaruc,
cuyos gritos de insurrección, demandan mejor trato a los incas, menor presión
en los tributos y una línea emancipadora para todo en Reyno del Perú en
particular y para el continente Hispanoamericano en general.
En este espacio de tiempo, en este año de conocencias, el
flamante Arzobispo tuvo contacto grato con José Gabriel, digamos que bien
entendido y no más allá de una relación cordial. Pero una vez iniciada la
revuelta el líder inca y el Arzobispo Moscoso entran en fricción. Tupac Amaruc
ha dirigido en primera persona tres cartas al Arzobispo Moscoso, expresando sus ideales de justicia. Cartas
que el Arzobispo no contesta. Ante sus maniobras y amenazas intimidatorias el
Inca hace un ajusticiamiento que conlleva el ahorcamiento del Superintendente
Arriaga. Se dicta la excomunión para el cacique y otros cabecillas. Hay también
Pastorales para las doctrinas de Tinta cerrando filas ante los avances de unos
nutridos ejércitos insurrectos.
“Tengasen por públicos excomulgados de excomunión mayor José Gabriel Tupac Amaruc (…) por rebelde, fraude del Rey Nuestro Señor, por revoltoso, perturbador de la paz y usurpador de los leales derechos.”
INOCENCIA
JUSTIFICADA CONTRA LOS ARTIFICIOS DE CALUMNIA
EXTRACTO
DEL PAPEL QUE ESCRIBIO EN SU DEFENSA
DE SU HONOR Y DISTINGUIDOS SERVICIOS,
HECHOS
CON MOTIVO DE LA REBELIÓN SUSCITADA
EN EL REYNO DEL PERÚ
POR EL CACIQUE JOSEPH GABRIEL TUPA
AMARO
EN EL AÑO DE 1780
EL ILMO SR
DON JUAN MANUEL DE MOSCOSO
Y PERALTA
DADO A LA LUZ DON MANUEL VENERO
DE VARELA
CON LICENCIA
MADRID
Este texto impreso, que consta de 141
páginas comprometidas en la defensa que se hace de los 22 cargos a los que le
siguen otras cartas y pastorales, testimonios, nombramientos y decretos. Está
redactado por el Arzobispo D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta para organizar
su defensa ante el Rey con el fin de vindicarse de las graves acusaciones de
las que fue objeto. El Arzobispo tiene presente los veintidós cargos de los que
se le acusa, aunque fueron más según pudo saberse. Se presentan como un extracto en
el que se sigue un esquema similar para cada uno de ellos.
Cargo en numeración Romana: Copia literal del mismo con todo el detalle en que
se establece la acusación.
Satisfacción: A la vista y consideración de cada cargo El Sr obispo se
reserva negarlos total o parcialmente a la vez que propone otra versión de los
hechos.
Esclareciomiento: Basándose en la Satisfacción llega el momento en que queden
esclarecidos estos cargos. Suele hacerse con gran profusión de datos y con la oportuna
Documentación.
Se citan los más importantes aunque
en esta documentación todo queda reflejado. Llama la atención una cuidada redacción
y exhaustiva argumentación. Su redacción siempre estuvo en la cabeza de un
acusado que anhela un justo resarcimiento. Tiempo tuvo de preparar este
alegato, apoyado en una documentación que él tuvo a bien conservar y aportar
desde su archivo documental más el que le facilitaron desde Perú.
Dejemos pues, que sea su pluma y sus argumentos los que guíen una sabia defensa frente a lo que Él califica como “las más impías y falsas imposturas.”
Cargo X
Que todo este procedimiento fue una preparación previa para
el último alboroto ocurrido en Tungasaca, donde el Cacique José Gabriel Tupa
Amaro puso preso al mismo Corregidor (D. Antonio Arriaga) y a los seis días le
dio muerte de horca, siendo este el fatal golpe que poco antes anunció el Dr. Puente,
Agente y Comisionado del Obispo para estos asuntos como también su provisor y
familiares.
Satisfacción
Los procedimientos anteriores nada influyeron en esta
sublevación. Si la muerte de horca dada al Corregidor y Comisionado y
familiares del Obispo lo ignora y lo tiene por falso.
Esclarecimiento:
Se argumentan en 12 páginas
y se adjuntan pruebas documentales.
En el libro “ La verdad desnuda” abiertamente trata este tema
y apunta al Obispo dando por cierto que “tiene
toda la culpa”
Cargo XI
Que desde luego se dixo del Obispo ser el principal autor de
aquella desgracia, comprobándose no sólo en las consultas y cartas que el Traydor
dirigió a la Ciudad de Cuzco y recibió de éste y con las que mucho oyeron,
vieron y notaron en su misma casa y familia, sino también con su misma
confesión a presencia de los sujetos y en distintas ocasiones.
Satisfacción:
Si se dijo que el Obispo de Cuzco era principalmente el autor
de la muerte de Arriaga y de la Rebelión de Tupa Amaro, no será por eso verdad
mientras que los que tuvieron el arrojo temerario de imputar al Obispo tan
horrendo crimen no dan testimonio de lo dicho.
Esclarecimiento:
Leemos el Documento 44 y siguientes: Son las Cartas de Tupac Amaruc al Obispo. Comienza con el execrable atentado y las causas que lo
determinaron de cuyo contenido se pone en conocimiento a la Junta de Guerra que
dictamina queden sin respuesta. En la segunda se instruye otra para el Cabildo
y un Vando a la Ciudad. De su contenido el Sr. Obispo da cuenta a la misma Junta de Guerra que desde
aquí remitiera al Virrey de Lima. Una tercera, escrita al Visitador D. Joseph
Antonio de Areche en donde el insurgente pretende artificiosamente justificar
sus intenciones haciendo ver que no se dirigía contra la Religión ni contra la
Soberanía ni sus intereses, como dice, había procurado persuadir los
Corregidores. Asegura que tiene noticias de que la Piedad del Obispo que debía
ser a los Rebeldes tan magnánima, se había convertido en furia eclesiástica.
“¿ Y son estas cartas –apostilla- por donde se comprueba la
complicidad del Obispo en la muerte de
Arriaga?
Se apoya este Eclarecimiento en trece páginas con 33
documentos en su mayoría Cartas además de las antes citadas remitidas por
Joseph Gabriel Tupa Maro al Arzobispo Moscoso.
Cargo XV
Que habiendo sido muchos los Eclesiásticos que resultaron
indiciados en aquella dicha Sublevación, todos fueron absueltos por el Obispo y
aún promovidos muchos de ellos a mayores y más pingües Beneficios habiéndose
seguido sus causas con tanta desidia y frialdad que más se trataba de aprobar
sus conductas que de corregir sus excesos, notándose por el contrario que
muchos de aquellos Eclesiásticos que se mostraron fieles e hicieron algún
servicio especial habían sido procesados, corregidos y castigados por varios
excesos y el más grave entre todos, por decir que le habían faltado el respeto
y veneración debidos a su persona y Dignidad.
Satisfacción
Ningún Eclesiástico indiciado de complicidad fue absuelto por
el Obispo. Ninguno fue promovido a más pingüe
Beneficio. Todas sus causas fueron juzgadas por los Magistrados Reales.
A todos los Eclesiásticos que se mostraron fieles servidores de S.M. premió el Obispo
y promovió a mayor Beneficio; ni a ninguno de éstos procesó, corrigió ni
castigó ni formó causa porque hubiese faltado el respeto y veneración a su
persona y Dignidad.
Esclarecimiento
Siguen 11 páginas entre cuyo discurso de intercalan 33
documentos
“que hacen patente la iniqua
perversidad de los enemigos del Obispo”.
Cargo XVII
Que preso y castigado el principal Rebelde, el obispo dirigió
sus instancias al Superior Gobierno de Lima solicitando la gracia de un indulto
general para todos los demás traidores sin exceptuar las cabezas y consiguió
este se encargó de hacerlo cumplir disponiendo el acto en que se admitió a él
al hermano Diego Cristóval y demás sus Caudillos con unas ceremonias y aparato
muy indecorosos a las Armas de S.M.
Satisfacción
Aunque hubiera sido muy propio del Ministerio Pastoral de la
sagaz política y de la humanidad del Obispo de su deseo a su mejor servicio de
S.M. y del Estado, solicitándose Superior Gobierno la gracia de un Indulto
general, no la solicitó. El Virrey de su propia deliberación concedió este
indulto general y eligió al Obispo por su ejecutor asignando de sus buenas
disposiciones para su desempeño. En efecto, el Obispo admitió al Indulto al Rebelde
Diego Cristóval con unas ceremonias y aparatos decorosos a la Soberanía de S.M.
y el glorioso triunfo de sus Armas y como tales dispuestas por los mismos Jefes
del Real Ejercito.
Todavía se explica con
mayor claridad el motivo del indulto en la Carta del 22 agosto escribió el
Virrey al Obispo. En ella se dice que el medio más oportuno y eficaz para
doblar la tenaz obstinación de los Rebeldes, la inclusión de los Caudillos en
la gracia… y le encarga por el bien de la Religión, interese su autoridad,
sagacidad y respeto, para que deponiendo mediante una voz viva, eficaz y
autorizada, los temores y vanos recelos de que están poseídos, los ilusos
abracen el sano partido de la paz.
Esclarecimiento
Abunda en clarificar el papel del Obispo apoyándose en un
extenso intercambio epistolar entre el Virrey y éste como se demuestra en un
sólido discurso de seis páginas. Se
aportan 16 documentos entre los que se incluyen intercambios de cartas,
oficios, Bandos, Encíclicas, Exhortos y Pastorales. Todos ellos interesados en
la gestión de los prometidos Indultos y la pacificación de la zona.
Ciertamente es el mismo Virrey quien con fecha de 10 de agosto
se dirige al Obispo “empeñando a esta Comisión en la que se promete del
talento, sagacidad y prudencia del
Obispo ver cumplidamente satisfechas todas sus esperanzas”
Cargo XXII
Finalmente que, ignorando el Obispo la amistad del Dr.D. Matías Isunza con el primer Rebelde Joseph Gabriel Tupa Maro puesto que en Lima le sirvió de Director y confidente llevando al Fiscal de la Audiencia el recado del Indio que este cita en carta que escribió al Cura Sosa, le eligió el Obispo para Juez en el seguimiento de la causa contra el citado Cura y otros de suerte que escogió a su Amigo y Confidente del Rebelde para descubrir sus cómplices.
Satisfacción
Este Cargo es cuanto supone que este Obispo sabía la amistad
que se dice había entre el Dr. D. Matías Isunza con el Principal Rebelde Joseph
Gabriel es absolutamente falso. Por lo mismo no se puede probar esta supuesta
ciencia por un hecho positivo directo o indirecto.
Esclarecimiento
Este es el último esfuerzo que hace la calumnia. Se agotó en
este cargo su malicia, pero siempre con la misma impostura y falsedad.
Y antes de cerrar esta causa en pro de una refutada defensa,
concluye:
“Estos son los veintidós cargos que con la mayor posible brevedad ha pretendido el Obispo satisfacer. Cargos vagos generales en los que todo y nada se determina. En que nada se prueba y todo se afirma; cargos en ellos que todo se dice y nada convencen. Cargos espaciosos en que se desfigura la verdad con la imprudencia y la impostura se visten con la malicia. Cargos en los que la malicia se erige sobre las ruinas del mérito en que el fulgor y el odio triunfan de la verdad y la inocencia. Cargos en que la Justicia se obscurece se atropella la razón y sólo resplandece la iniquidad y la maledicencia. Cargos, en fin, dispuestos contra todo espíritu de legislación y formados después de la más impías y falsas imposturas.”
ORDEN DE 8 DE MARZO DE 1789 POR LA
QUE SE DA POR FENECIDA LA CAUSA Y SE NOMBRA AL ILMO. SR. DON JUAN MANUEL
MOSCOSO Y PERALTA COMO ARZOBISPO DE GRANADA
Mediante la satisfacción que V.S. ha dado en su papel de 9 de marzo último y Documentos que le acompañan a los cargos incriminados que se le hicieron en este oficio de 31 de octubre próximo pasado sobre los acontecimientos verificados en el Perú de 1780 y siguientes, se da el Rey por cumplidamente satisfecho en la inusitada respuesta, y para manifestarlo en una prueba púbica y autorizada que salve la reputación de V.S. he resuelto nombrarle Arzobispo de Granada vacante en la actualidad y que se dé por fenecida la causa pendiente. Particípalo a V.S. de Orden de 8 de marzo para su inteligencia y satisfacción. Dios guarde a V.S. muchos. Aranjuez 8 de mayo de 1789. (firmado) Arturo Poblier = Ilmo. Señor D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta.
CARTA GRATULATORIA ESCRITA POR D. JUAN MANUEL MOSCOSO Y PERALTA AL PAPA PIO VI A SS ANUNCIANDOLE EL ÉXITO DE SU CAUSA Y BREVE QUE SS LE DIRIGIO EN COSTESTACION
Beatíssimo Padre:
Me acreditaría del más desconocido y más ingrato, si después
de haber sido tantas veces el objeto de vuestra benignidad y benevolencia aún
en el trago más ingrato y calamitoso cuando la negra tempestad de la calumnia
me envolvía a los ojos de todos (…) no os diese B.P. las debidas gracias e
igualmente anunciase el plausible éxito del gravísimo negocio de mi causa del
mismo modo no antes no duda de comunicaros los justos motivos de mi dolor y desconsuelo.
Juan Manuel, electo Arzobispo de Granada Madrid 13 de Junio del
Año del Señor de 1789
BREVE DE SS PIO VI al ARZOBISPO DE GRANADA
Venerable Hermano
Las presentes circunstancias en que te hallas reponiendo a tu
nombre toda fama y Dignidad, te ofrece un justísimo motivo de la alegría y
tranquilidad de que goza ya tu ánimo como nos anuncian vuestras obsequiosas
letras, lo que a Nos también nos llenan de regocijo. (…) Confiamos pues que el cuidado de la
Iglesia de Granada que el próximo pasado Consistorio secreto se encargó a tu
solicitud, ha de dar un nuevo esplendor a tu decoro.
Dado en Roma en Santa María la Mayor
a 19 de agosto de 1787 Año 15 de su Pontificado.
Pío VI Papa.
REAL CÉLULA GRAN CRUZ REAL Y DISTINGUIDA ORDEN DE CARLOS III
Ha resuelto nombrarle para Arzobispo de Granada, vacante en
la actualidad y quedase por fenecida la causa pendiente a 8 de marzo de 1789 y
le condecoró por último con la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de
Carlos III.
4 de abril de 1794.
CARTA QUE DIRIGE MOSCOSO AL DEAN Y CABILDO DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE AREQUIPA
Muy Sr. Mío: La menor memoria que hago de V.S. se asocia a
los primeros pasos que no recuerdo con ternura, aunque el Señor Omnipotente ha
querido conducirme por el camino de la exaltación. Así es que no puedo sin
justicia dejar de participar a V.S. la merced que S.M. se ha servido
dispensarme de Caballero de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de
Carlos III en atención a mi mérito y circunstancias como manifiesta el adjunto
documento.
Este suceso, que sin duda me cubre de mayor confusión, de las
que han podido ostentar contra mi inocencia no dudo llenará a V.S. de
satisfacer a quien cordialmente amo y venero en mi corazón. Dios guarde a
Vuescencia muchos años. Granada 12 de
Abril de 1794. Su más atento ss y Capellán Juan Manuel Arzobispo de Granada. V Deán y Cabildo de la
Santa Iglesia de Arequipa.
CARTELAS LAPIDAS Y RÓTULOS
Al fin Su Ilustrísima consigue el ansiado propósito de “ el
posible éxito del gravísimo negocio de mi causa, motivo de mi dolor y
desconsuelo” “pues le fue permitido hablar en su favor y desvaneciendo las
calumnias hacer su vindicación” a los ojos del soberano “ como es amante de la
verdad y la Justicia”.
Llega el momento en que, disipadas las sospechas, hace de
estas circunstancias su regocijo haciendo públicas los recursos de la
rotulación en lápidas y cartelas. Las más llamativas se encuentran en la
fachada principal de su Palacio. A ambos lados de los lienzos de la monumental portada
se puede leer:
España premia así con
francas manos
El mérito y virtud de sus
vasallos
De Moscoso en América el
esmero
Con tres Mitras premió
Carlos Tercero
Vienen a refrendar la confirmación en que el Rey Carlos IV
afirma su confianza y el premio a sus servicios como Vasallo, como Eclesiástico
y como Servidor a la Corona. Esto es lo que el Obispo pedía: recuperar su
honor, mancillado por sus enemigos con ignominiosas calumnias.
Traspasado el umbral del zaguán de este Palacio, una lápida predicar la autoría del Arzobispo que lo costeó y se concluyó en 1795. Sale a colación la sublevación de Tupac Amaruc:
"EL ILMO SR. D. JUAN MANUEL DE MOSCOSO Y PERALTA DEL CONSEJO DE S.M. OBISPO QUE FUE DE LAS SANTAS IGLESIAS DE AREQUIPA, SU PATRIA, Y DE LAS DE CORDOBA DEL TUCUMAN, DE LA DE CUZCO EN EL REYNO DEL PERU Y A LA PRESENTE ARZOBISPO DE GRANADA, A QUE FUE ASCENDIDO POR HABER RECONQUISTADO AQUELLAS PROVINCIAS DE LA SUBLEVACION GENERAL ACAECIDA EN EL AÑO 1.780, POR CUYOS PARTICULARES SERVICIOS LE PREMIO EL REY CON LA GRAN CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN DE CARLOS III. Cofteó este Palacio que se concluyó A 1.795"La más detallada y extensa es la lápida sepulcral en su
capilla en la Catedral de Granada. En la primera parte méritos y cargos.
Seguidamente el testimonio de sus refutados argumentos, referidos a la causa
tupamara.
“Sepulcro del Exmo. e Ilmo. Sr Dn Juan Manuel Moscoso y Peralta Colegial en el Mayor de Sn Martín Catedrático del Mño. de la Sentencia en la Universidad de Sn Marcos en Lima. Natural de la Ciudad de Arequipa capital del Obispado de este nombre en el Perú. Fue canónigo Ministral en aquella Iglesia Tesorero Maestre Escuela, Arcediano Previsor Vicario General y Obispo Auxiliar de ella con el título de Tricomi. Promovido a la de Córdoba del Tucumán en el año 1770. Asistió al Concilio Provincial en la Metrópoli de La Plata en el año 1774. En el de 1778 fue ascendido a la de Cuzco, Primada de las Américas. Sirvió con distinguido celo a Dios, al Rey y a la Patria en la Sublevación General que suscitó en las Provincias de aquella Diócesis y otras el cacique Joseph Tupac Amaro hasta lograr la reconquista y pacificación de aquel Reyno (conmovido por distintas partes) a costa de su Patrimonio y de exponer su vida a inminentes peligros quando por comisión de aquel Virrey salió a reducir las cabezas de la revelión que logró sujetar a más de doscientos mil Jnsurgentes. Vino a España a ynformar al Re de aquellas alteraciones como que presenció las más notables. La Magestad del Sor D Carlos IV en Decreto de 8 de Mayo de 1789 en satisfacción de sus méritos le ascendió del Arzobispado de Granada y le condecoró con la Gran Cruz de la Rl y Distinguida Orden de Carlos III. Tomó posesión de esta S Iglesia el día 25 de noviembre de 1789.”
Son varios los retratos que se conservan de este Arzobispo. En ninguno de ellos falta lucir la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Y el algunos de ellos su calce o cartela aludiendo a sus méritos y la consabida leyenda de su versión de los hechos de la insurrección de 1780.
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