Costumbres de Víznar en Julio
CALENDARIO FESTIVO, AGRÍCOLA Y DOMÉSTICO
Julio es el mes más caluroso del año. Con una presencia solar superior a las quince horas, una radiación que llega al suelo con una verticalidad en grado máximo y una monotonía día tras día en un pertinaz estío.
En ocasiones hay una penetración de aire del Sahara que complica aún más el ya abrasador temperamento de julio agravado por el polvo que hacen turbio el efecto de la calina. Pese a todo la noche refresca y la frondosidad que circunda a Viznar, sus aires y cielos limpios lo hacen merecedor de una fama como lugar de veraneo.
Los ganados aprovechan las rastrojeras, con el consuelo de la carihuela, la retama, alguna zarza y el escamujo de los álamos negros. La benevolencia del pastor les conduce hasta abrevaderos, charcas o exiguos arroyuelos de menguado estiaje. Permanecen acarrados en el sesteo de las horas centrales de calor bajo alguna encina esperando la caída de la tarde.
En la era el laboreo de la parva, ya con emparve, trilla y aviento se desenvuelve con la naturalidad que le infunde la experiencia y el ritmo repetitivo de vueltas y vueltas del trillo.
Siempre acecha el temor de alguna fugaz pero inoportuna tormenta, nada beneficiosa para estas labores al cielo raso:
Aunque raras pero muy violentas son por julio las tormentas.
Lo que es trillar mojado, sólo lo sabe el que lo ha pasado.
Parva mojada, aunque seque, mal trillada.
Los servicios del Infoca, con base en Puerto Lobo, redoblan esfuerzos y vigilancia por el alto riesgo de incendio, pues han de preservar con su inestimable servicio la integridad de nuestros bosques y montes.
Es un mes rico en celebraciones que determinan un calendario festivo sólo destacado con celebridad religiosa en el Día de Santiago. Esta fecha trae a nuestro recuerdo un parón generalizado en el pueblo que en este día solía ir a la Sierra, con una cabalgadura con serones o capachos con todo lo necesario para echarse una juerga compartiendo en la Fuente de la Teja, las Veguillas, el Nacimiento de Huétor o la Era de Blasco Reta a la sombra del pinar un choto, un borrego o unos conejos al ajillo.
Todas las fechas señaladas en el santoral marcan hitos agrícolas para un mejor calendario propio de faenas o usos de antaño.
Por Santiago el buen nabo debe estar sembrado.
Por Santa Marta la mies en casa.
Por Julio el melón coge el dulzor.
Entre Santa Marta y la Magdalena, no tengas la parva en la era.
En los domingos del verano y en especial en el día de Santiago o la Virgen de Agosto, se organizaban guateques en el Coto. Único bar en el que la juventud bailaba y parloteaba con un tocadiscos de mediana potencia, con una limitada colección de discos de los éxitos del momento. Ya haremos reseña más completa en el apartado que dedicamos a ello.
Muchas jóvenes estrenaban un vestido, el vestido del verano, de colores vistosos, quizá de gasas vaporosas pero de líneas discretas. Bien arregladas y acompañadas por algunos jóvenes en cortejo se paseaban por el Camino de la Fuente. Un paseo frecuentado por parejas de novios y que en general era el asueto del pueblo que en sus idas y venidas hacía parada en la Cantina, se sentaban en las mesas, tomaban un refresco y escuchaban también música, si era el caso de disponer de ella.
Por San Benito, sacan las mozas su abanico
