Víznar fue asentamiento humano desde muy antiguo. Siempre sale a colación la Acequia de Aynadamar como impulsora de su solar y rancio abolengo. Los romanos primero y los árabes después irrigaron estas tierras durante siglos y siglos, siendo estos últimos los que dieran forma a su actual base urbanística, de calles estrechas y empinadas, con sus placetas en los que abundan jardines y patios recoletos. Entre todo este complejo primoroso sobresale la Plaza de la Constitución. Siendo más precisos así reza su placa: Plaza de la Constitución - Año 1868.
Emprenderemos nuestro comentario refiriendo el glorioso encanto de la Iglesia y el Palacio del Cuzco. Dos joyas de la arquitectura que son maravilla y tesoro de esta plaza en particular y el patrimonio cultural de un pueblo, que dicho sea de paso es rico en atractivos turísticos de primer orden.