A LOS 70 AÑOS DEL ASESINATO DE FEDERICO GARCIA LORCA




A SETENTA AÑOS DEL CRIMEN DE F.G. LORCA

Evocar el nombre de Federico García Lorca es abrir la puerta a una dimensión tan rica en contenidos y matices que abarca una gran parte del espectro creativo de la condición humana. En él, se reunen de una manera vibrante el hombre y el creador, el niño locuaz y divertido, y el sensato y ecuánime humanista.
Apenas hay esfera del arte que no se haya versionado, desde su particular forma expresiva, la poesía y el teatro del gran poeta. Escritores, cineastas, traductores, escultores, pintores, biógrafos, historiadores..., quedaron cautivados por el desbordante carácter y la frescura de su obra, y de su personalidad, aportando nuevas y originales perspectivas de su trabajo y su figura que han sido divulgadas y aplaudidas en todas las latitudes.

F. G. Lorca es en el mundo literario y poético una especie de Cristobal Colón que aportó al resto del planeta el descubrimiento de una poesía hecha de amor y de sangre, de fiesta y esperpento, de gracia y de crueldad en azaroso torrente de imaginación y creatividad, de la que él mismo, como queriéndolo apostillar, fue víctima culminando en su propio sacrificio, tal vez, con el ulterior pensamiento y pena en el alma por la ciega impiedad en su propia tierra querida. La poesía de Lorca ha sido y es un lúcido testimonio de una cultura antigua, lastrada por vívidas y oscuras pasiones humanas escritas con pocas palabras y mucho sentimiento.

Hoy, recordando al poeta, también nos obliga recordar la vergüenza de un crimen que asestó un zarpazo mortal a la expresión más genuina de la libertad y la gracia de un hombre andaluz atrapado en el laberinto de las intrigas y los odios enardecidos en aquellos tristes días de aquél turbulento mundo caciquil.

La España oficial ha deambulado estos años de desarrollo económico por el peligroso sendero del la amnesia en algo tan importante para recobrar su dignidad y su cohesión social y política como reconocer y reparar los errores del pasado. Hoy, a los setenta años del martirio infame de tantos inocentes, no se trata, más allá de la razón o sin razón, de regocijarse en el estertor del pasado que desembocó en la tragedia colectiva de aquél fatídico periodo de nuestra historia, pero, en justicia no estará definitivamente cerrado hasta que no se restablezca el legítimo derecho a la dignidad y reparación de las personas que reclaman la restitución del honor y los restos de sus seres queridos. Por ellos y sus familiares, queremos desde aquí, elevar nuestro homenaje y nuestra fraternal solidaridad.

Pese a los que quisieron callarle para siempre, el legado del poeta, se ha hecho más grande, tan grande, que abarca a todos los continentes en los que se editan sus libros y se escenifican sus obras como un estandarte al viento que anuncia el triunfo de la paz y la libertad. Lorca ha sido elevado a símbolo de esos sagrados principios.

Viznar, testigo mudo y triste de las últimas horas de Federico antes de ser fusilado entre otros muchos inocentes, en el barranco del mismo nombre, revive hoy el recuerdo de aquellos días para afianzar el respeto a la vida humana y sus derechos fundamentales. ¡Víva para siempre Federico García Lorca! ¡Viva Viznar! ¡Viva Andalucia!

Escrito en Junio de 2016
por Rafael Zoyo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

@templatesyard